Sueño contigo y me imagino que hace unos días me dijiste que le habías dado una bofetada a un chico en la discoteca por haberte tocado el culo. Y cada vez que lo pienso se me pone la polla dura, mi Ama. Al saber que tienes ese carácter duro, dominante y fuerte. Y al saber que eres capaz de abofetear a un hombre en público, delante de todos. Eso me pone y me hace adorarte más aún, ser más sumiso si cabe.
Y tener envidia de de ese chico, claro, porque me hubiera gustado ser yo el que recibiera esa bofetada en público, delante de todos, para besarte luego la mano con la que me has golpeado y darte las gracias por el tortazo. Delante de todos, para que los que lo vean sepan, o intuyan, que soy tu hombre sumiso. Tu novio sumiso cornudo. O tu marido sumiso cornudo. Lo que tú quieras, porque ya lo soy y quiero seguir siéndolo en cualquier condición y circunstancia.
Y me he colocado cara a la pared, con las manos en la espada, las pinzas de ropa en los pezones y la polla dura, muy dura. Porque quiero castigarme por no quererte como te mereces. Sé que te amo, que me entrego a ti, pero tú te mereces más aún. Lo sé. Tengo que amarte aún más todavía, y ser más sumiso, mucho más y al no serlo me castigo yo mismo, porque siempre te podría amar más y entregarme aún más. Lo hago porque quiero ser más sumiso, entregarme más y ser más tuyo. Lo hago para ir disciplinándome en mi sumisión total a ti. Porque quiero que sea absoluta y que mi amor por ti no tenga límites. Quiero ser tuyo completamente. Tu esclavo de verdad, el que una Diosa como tú se merece. Y aún me queda mucho para serlo de verdad.
Y si estuviera ahí, contigo, me acercaría desnudo y de rodillas al sofá en el que te echas, pondría las manos en la espalda y te lo diría claramente:
- Ama, necesito que me castigues
- Por qué.
- Porque no te amo lo suficiente, sé que te podría mar más aún y todavía podría ser más sumiso y más cornudo. Porque no lo soy suficientemente y no me humillo ante ti para excitarte como debo, te mojes y llames a uno de tus amantes y me hagas el honor de hacerme cornudo.
- Sabes, cornudo mío, que el mínimo, son cuatro bofetadas y que cuando te castigo no hay piedad y seré dura y severa. Que no soporto las ñoñerías.
- Lo sé, Ama, pero es necesario que me castigue. Lo necesito para redimirme.
Y tú te levantas, me das un ligero beso en los labios, te separas y me das una bofetada secas y fuerte que me vuelve la cara.
- Gracias Ama.
- De nada, cornudo. Estoy encantada y sabes que me gusta.
Y me has ofrecido la mano con la que me has golpeado para que te la bese y yo te la he besado con devoción. Y luego has mirado mi cara roja, me la has acariciado y me has vuelto a dar un ligero beso en los labios Muy ligero, porque los morreos son para tus amantes y yo no tengo derecho a esos besos de pasión.. Y tras el beso me has dicho que ponga las manos en la espalda, como siempre me dices cuando vas a abofetearme, y yo las he juntado por encima del culo y he esperado. Y tú has sonreído y te has echado para atrás para darme otra fuerte bofetada. Más fuerte aún, pero en la otra mejilla.
- Gracias Ama.
- De nada, cornudo. Es un placer.
Y luego otra, y otra, y otra. Me has dado seis fuertes bofetadas (dos más de las previstas), que me han vuelto la cara por su fuerza y me han dejado las mejillas rojas.
- Te he dado seis porque aquí la que manda y decide soy yo. Así que cada vez que me pidas que te castigue no sabrás cuántas te daré, pero serán muchas más de las que te esperas.
Y he aceptado con la cabeza, te he cogido la mano con la que me has abofeteado y te la he besado con fervor, mientras te doy las gracias y te digo que te amo, que quiero ser aún más sumiso y que me has hecho inmensamente feliz, porque ya me siento más libre de culpa por no amarte como te mereces.
- Entonces, cornudo mío, llama a mi amante para que venga a follarme, a hacerte cornudo. Estoy muy mojada.
- Sí, mi Ama.
- Las bofetadas me han excitado. Lo sabes y lo haces adrede para que te haga cornudo. No tienes remedio. No puedes evitarlo.
- Lo sé, mi Ama -te he dicho mientras cogía el teléfono.