Sueño contigo. Me imagino que ya te he encontrado y que nos hemos casado. Y que tú me has dicho una vez más, que vas a follar con otro, que me vas a volver a hacer cornudo. Pero esta vez quieres estar a solas con tu amante, no quieres que yo te vea follar con él mientras me haces cornudo, como tanto me gusta, porque dices que él es tímido y no quiere que yo os vea, que participe estando presente, como siempre suelo hacer, en bondage o con el cinturón de castidad puesto, según tu decidas.
- Me gusta demasiado y quiero follármelo. ¿Lo comprendes?
- Claro, por supuesto.
- Así que no quiero que estés presente y me estropees un buen polvo.
- Lo sé. Tu placer es lo fundamental y nada está por encima de ello.
- Me alegro de que no se te olvide.
Así que cuando ha llegado, has subido con él a la terraza para enseñarle las hermosas vistas que desde allí se vislumbran y follártelo, ya de paso, como sé que has hecho con otros. Así que antes de que llegara me he subido con la cámara a la terraza y me he escondido para que no me vierais. Sabes que me vuelve loco verte follar con otro, ver cómo me haces cornudo y que luego pongas el vídeo en el DVD de sobremesa y me azotes el culo mientras lo veo a cuatro patas y tú me llamas cornudo tras cada zote que me das en mi culo.

Y entre azote y azote en mi culo, yo te digo lo que te dicho miles de veces: Que te amo porque es lo natural, lo lógico, lo consecuente. Porque ese el equilibrio natural de las cosas y de la vida: Que tú mandes y yo obedezca. De forma natural. Como debe de ser, como está en nuestra naturaleza. Es de justicia que así sea y soy feliz de que al final la naturaleza haya seguido su curso y nos haya llevado a donde estamos; a que yo sea tu sumiso cornudo enamorado y tú mi ama dominante.
Y le doy gracias Dios por ello. Por habernos creado a los dos como somos y como estamos. Porque te amo más allá del bien y del mal; te quiero con toda mi alma y me faltan segundos del día para seguir amándote. Quisiera que el día tuviera 25 horas para poder amarte una hora más; quisiera que el reloj se parase para poder amarte eternamente sin que nos importe el tiempo; quisiera poder ser la tela de la que están hechas tus braguitas para poder estar todo el día contigo, pegado a ti, para sentirte muy cerca.
Quisiera ser tuyo hasta el último milímetro de mi piel para amarte de arriba abajo, desde la raíz de tu cabellos hasta las uñas de tus pies; desde la saliva de su boca hasta los jugos de la excitación que fluye de su coño y que bebo ansioso como el borracho que busca cada día su dosis de alcohol. Soy un alcohólico de ti, mi Ama, y necesito tu licor para poder vivir en equilibrio. En armonía. En sumisión, porque mi sometimiento a ti es el equilibrio de la naturaleza.
Te quiero amor mío.
Tu cornudo sumiso que te ama.